domingo, 20 de octubre de 2013

El que escriba “habrir” no debería graduarse.

Silió, Elisa. El País del 16 de febrero de 2013.

 Hola a todos y a todas, hoy rescatamos y analizamos un artículo que salió el pasado 16 de febrero de 2013 en el periódico El País.



Nada más empezar el texto, la autora denuncia que cada día los alumnos cometen más faltas de ortografía y de expresión. Además de que las facultades no tienen una normativa para calificarlas. Todo esto lo achaca al trato de la ortografía que se llevaba a cabo en estudios superiores, universitarios y a la falta de esfuerzo de los alumnos por mejorar. Pero realmente, la autora queda en evidencia ya que habla de una materia que al parecer desconoce, pues ella misma comete faltas de expresión al redactar dicho texto. En mi opinión, creo que el sistema actual si debe cambiar, ya que el camino que está llevando no creo que sea el adecuado.
Por otra parte, el articulista expone una serie de gráficas sobre la lectura y los recursos que realmente no se ajustan el tema del texto. Ya que el hábito de lectura no garantiza una buena lectura, simplemente la favorece. Además, los recursos que posee un niño en casa para el aprendizaje, como la disponibilidad de una habitación propia con conexión a internet, no creo que dejen de ser mejor o peor para que el niño aprenda a escribir bien.

Por último, respecto a mi opinión personal, este tema lleva siendo un martirio desde que tengo uso de razón para más de un alumno. Ahora, con el uso de los ordenadores y sus correctores correspondientes, creo que los alumnos están en mejores condiciones que hace unos años.

Aún así, sigo haciéndome la pregunta ¿Qué necesidad tienen algunas personas de escribir bien?. En mi opinión, mucha gente que hoy en día está estudiando, no va a utilizar la escritura a mano una vez finalizada su periodo escolar. Por lo tanto, por qué suspender a un alumno si realmente lo que necesita aprender son los conocimientos de un tema en particular. Quizás otras personas, cuya labor profesional sea informar al público general, si tengan la obligación de escribir bien, ya que de ellos depende de que la gente comprenda esa información.

Aquí el enlace de la noticia.

Jordi Verdú Olivares

2 comentarios:

  1. Hola, adjunto aquí una reseña que hice sobre este artículo para seguir con la reflexión que plantea mi compañero Iordi. Lo haré en dos comentarios porque no me permite escribir tanto ;)

    1.-

    En primer lugar, cabe decir que es un artículo de características peculiares, ya que la articulista plantea su tesis al inicio y a continuación hace una recopilación de diferentes artículos que tratan sobre el tema de la ortografía. De esta manera, desarrolla el tema mediante otros artículos para finalmente extraer una conclusión propia.

    El articulo en general, plantea algunos de los problemas existentes en el ámbito educativo: faltas de ortografía, faltas de expresión, normativa para calificarlas, etc. En el inicio del artículo, la autora plantea su tesis donde critica el sistema actual y la poca exigencia que este ejerce sobre la correcta utilización del lenguaje en las aulas. Además, afirma que si los niños escriben “habrir”, es debido a que no distinguen habría, del verbo haber, de abría, del verbo abrir. Luego su postura es que este hecho es provocado por un error léxico, no ortográfico. Personalmente, estoy totalmente en desacuerdo con esta afirmación, es más me parece descabellada. Para resolver este caos ortográfico, la autora defiende un sistema más exigente, parecido, según ella, al de hace cuarenta años. Así pues, afirma que el sistema dónde ella estuvo escolarizada, era más eficaz que el actual, pero si nos detenemos a observar las faltas de expresión que ella misma tiene en este texto, queda bastante en duda la eficacia del sistema tradicional.

    Por otro lado, la autora incluye en el artículo, datos gráficos que no concuerdan con el tema principal del texto. Un ejemplo de esta dudosa argumentación son las gráficas que hacen referencia al hábito de lectura en España. En ningún momento, en el artículo se habla de estos datos, simplemente la autora los expone tranquilamente, con la función de dar por hecho que el hábito lector influye significativamente en la mejora de la escritura, cuando nadie ha demostrado que sea así. Por otro lado, la gráfica de recursos para el aprendizaje, deja una clara ambigüedad en sus datos. Por ejemplo, tener libros en casa, no implica en ningún momento que los niños vayan a leerlos; tener padres universitarios, no implica que estos, obligatoriamente, ayuden a sus hijos en las tareas escolares… ¿Credibilidad? ninguna.

    En todo momento, la visión de la autora está enfocada a la calificación de los resultados de los alumnos, es decir, plantea bajar la nota de las pruebas escritas si se cometen faltas. Pero, ella misma esta criticando la ineficacia del sistema actual, luego ¿sería justo para los alumnos? Personalmente, creo que hay partes del artículo en las que se contradice, primero afirma que hace falta una normativa general en el Estado, pero a pesar de esta inexistencia de normativa para puntuar, defiende que es necesario adoptar una actitud más dura con los alumnos. Pienso que no es lógico, que se pidan requisitos a los alumnos que no se enseñan previamente, y que se esperan conseguir mediante redacción, redacción y redacción.

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  2. 2.-

    Queda en evidencia que la autora habla de una materia que desconoce, ya que ella misma comete faltas de expresión en este texto. Pero, este hecho no le impide exponer datos y defender una teoría que parece argumentada, aunque si nos detenemos a analizarla vemos que carece de datos significativos y reales. Tristemente este es el reflejo de la sociedad actual, todo el mundo puede opinar de cualquier tema, haciendo conjeturas que pueden herir la sensibilidad de muchos. Los medios de comunicación, como todos sabemos tienen mucho poder en la manipulación de información. Responder a todas las necesidades que se plantean en el ámbito educativo, es una tarea muy difícil, como hemos dicho, todo el mundo puede opinar y criticar, pero cuando estas críticas están publicadas en los medios, deben ser sopesadas con argumentos reales. Por ello, como docentes debemos desarrollar en nuestros alumnos una actitud crítica y reflexiva de la información y la sociedad en general. Además, debemos incitarlos a tener una actitud de búsqueda y experimentación: no es más importante cuanto sabemos, sino cómo podemos saberlo.

    Finalmente, me gustaría decir que todos somos necesarios para conservar la lengua, y nosotros como docentes tenemos el deber ético de hacerlo. “Hay dos clases de académicos. Unos son los imprescindibles, los maestros: curtidos filólogos, lingüistas, lexicógrafos. Sabios que hacen posible culminar obras como ésta. Generales honorables, en fin, que con su esfuerzo callado y su ciencia pelean en la trinchera viva del español usado por cuatrocientos millones de hispanohablantes. Otros, allí, somos los humildes batidores que hacemos almogavarías y forrajeos en el campo de batalla, regresando con nuestro botín para ayudar en lo que haga falta: escritores, científicos, historiadores, economistas. Reclutas, o casi, en contacto con la calle. La fiel infantería.” Pérez Reverte, A. (2003) “El perchero de la Academia”. El semanal.

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